viernes, 12 de marzo de 2010

Boletín Nº 4 - Medios de comunicación. ¿Por qué no se indignan?


Las sociedades actuales están cada vez más influenciadas por la prédica de los grandes medios de comunicación, que permiten a la gente tener un panorama de la realidad más allá de sus vivencias inmediatas. No obstante, ese servicio público queda desnaturalizado por la manipulación intencionada de muchos medios, al ‘moldear’ esa visión de la realidad social a ‘la medida de quienes tienen el poder’.

Eso lleva muchas veces a sobredimensionar ciertos hechos, cuando afectan a los sectores privilegiados de la sociedad; y a desconocer, subestimar o justificar otros de los cuales son víctimas los sectores mayoritarios y más perjudicados de la comunidad. Todo vale a la hora de intentar legitimar un sistema tremendamente injusto y desigual, que acumula riquezas en uno de los polos, y reparte generosamente pobreza, marginalidad, indigencia y pesadillas para las más amplias capas de la población.



La indignación ante algunos delitos menores, las alarmas cuando se tocan ciertos intereses de grandes empresarios, las condenas a actos de gobiernos soberanos que limitan el accionar de empresas transnacionales en su territorio, la crítica a luchas populares en defensa del ambiente y la vida, se justifican con el argumento de que el libre mercado y la propiedad privada de los medios de producción son los valores más elevados del ser humano (y cualquier otra consideración está muy por debajo del valor que tienen esos dioses supremos).

Todo esto me lleva a realizar muchas preguntas, porque desde nuestro Observatorio partimos de otros valores, radicalmente distintos, donde el ser humano y el derecho de todos a una vida digna, constituyen el centro de nuestra preocupación.

¿Por qué no se indignan los grandes medios de comunicación cuando una familia carece de ingresos para vivir, y queda condenada por el sistema a padecer de la más absoluta miseria, porque no existe para el ‘dios mercado’?

¿Por qué no se indignan en la Argentina, ante la existencia no de una, sino de millones de familias (y muchos más millones de seres humanos) arrojadas a la marginalidad y a la desesperante situación que viven cada minuto de su vida?

¿Por qué no se indignan los grandes medios (que critican un corte de calle o de ruta por impedir por algún rato el ‘libre tránsito’) ante la imposibilidad permanente de transitar que tienen todos los que carecen de ingresos para tener movilidad propia o acceder a medios de transporte que no pueden pagar?

¿Por qué no se indignan los grandes medios (cuando informan de algún hurto menor) ante los robos legalizados y legitimados por el gobierno, que realizan día a día las grandes empresas monopólicas que manejan los mercados, que se quedan con muchos más recursos de la gente, y donde cada habitante debe abonar su ‘tributo’ ante la amenaza de quedar sin el acceso a bienes o servicios necesarios?

¿Por qué no se indignan los grandes medios (que critican una huelga en reclamo de mayores salarios, porque puede ser ‘inflacionaria’) cuando existen minorías privilegiadas de la población que perciben ganancias millonarias y acumulan riquezas desmedidas (que sí son causas de la inflación), si en realidad todos los recursos salen de la misma fuente (que es el esfuerzo de todos los trabajadores de una sociedad)?

¿Por qué no se indignan los grandes medios (cuando informan sobre la proliferación de las drogas y el preocupante incremento de su consumo), de que exista una trama nacional e internacional del narcotráfico, que incluyen a la gran banca lavadora de los Estados Unidos y a muchos funcionarios gubernamentales de todo nivel (en el mundo y en nuestro país), que permiten, controlan y promueven el consumo, el tráfico y la producción ilegal de estupefacientes?

¿Por qué no se indignan los grandes medios (al dar información sobre muertes y enfermedades evitables) cuando el negocio de la salud y de los medicamentos permite acumular beneficios fabulosos a las empresas del rubro, a costa de la integridad y de la vida de millones de personas?

Hay muchas más preguntas para hacer, y las seguiremos haciendo desde este boletín. Porque NOSOTROS SÍ QUE NOS INDIGNAMOS, Y MUCHO! Porque no se justifica que exista un solo ser humano sobreviviendo miserablemente, cuando la sociedad tiene recursos suficientes para garantizar a todos una adecuada calidad de vida.

Por Luis Lafferriere – Miembro del Observatorio Comunicacional

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